Planificar es anticipar, pesar algo para un futuro, prever como se desarrollara. En el contexto educativo, la anticipación ayuda a representarnos la complejidad de las prácticas y a tomar decisiones al respecto, desde los diferentes niveles de concreción curricular.
Para una planificación como docentes debemos imaginar
cómo aprenderán nuestros estudiantes, cómo acompañarlos, qué recursos resultan
mejores para ello, etc. Esto no quiere decir que no se pueda modificar, ya que,
nos permite revisar nuestras propuestas y buscar alternativas cada vez que sea
necesario. Por lo tanto, se define un recorrido que se compartirá con los
estudiantes.
En el diseño de toda planificación intervienen
componentes mínimos, relacionados entre ellos. Aunque con variaciones en sus
propuestas, diferentes autores, entre ellos, los pedagogos argentinos María
Cristina Davini, Daniel Feldman, Silvina Gvirtz y Mariano Palamidessi,
coinciden en marcar como esenciales:
- Propósitos
y objetivos.
- Selección,
organización y secuenciación de contenidos.
- Estrategias
y actividades de aprendizaje.
- Materiales
y recursos.
- Instancias
y estrategias de evaluación
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La secuencia didáctica, en tanto unidad de planificación,
involucra estos componentes esenciales que mencionamos, por lo que conviene
tener presentes.
El blog muestra que la planificación es un proceso adaptable, que permite a los docentes ajustar sus propuestas según las necesidades del aula. Este enfoque es positivo, ya que en la práctica educativa es primordial que las actividades y los recursos se adapten a los ritmos y estilos de aprendizaje de los estudiantes, algo que ayuda a mejorar la efectividad de la enseñanza.
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